Del paraíso al purgatorio

0 Posted by - 19/12/2012 - Articulos

CARTA DE AMOR A LOS ESPAÑOLES(as).

Recuerdo haber recorrido España en los epílogos de la dictadura franquista y en ese entonces el país parecía el desierto de Atacama (no volaba ni una mosca para no molestar el sueño del caudillo), pero luego observé que salvando el aspecto decente de sus ciudades “europeas” como Madrid, u otras no menos importantes, por lo general su vasto interior no tenia significativas diferencias con nuestros conocidos paisajes del tercer mundo, inclusive, en algunos aspectos, era mucho más atrasado que este.

Habiendo hecho este primer recorrido en auto alquilado y luego de haber cometido la torpeza involuntaria de meterme en contra-flecha en más de una ocasión, violando flagrantemente las más elementales normas de transito, la policía española tenia la gentileza, con una sonrisa a flor de labio, de indicarme el camino correcto. Eran los tiempos en que la España del exilio vivía de las remesas que le enviaban sus exiliados económicos y políticos repartidos por todas las geografías del planeta a las que se sumaban los ingresos que les generaba un turismo barato y hospitalario. América Latina, por esa época y desde la guerra civil española, había sido el refugio predilecto de la diáspora ibérica. Los españoles llegaban por oleadas, se acomodaban como podían y asumían el oficio que encontraban, desde coperos, albañiles, cantineros y otras nobles profesiones y muchos de ellos acabaron convertidos en nuestros parientes carnales -inclusive desde siglos antes.

Al comienzo de este milenio asistí a un congreso internacional sobre desastres naturales en Ámsterdam- Holanda, donde por casualidad me deparé con un grupo de españoles que también asistían en calidad de delegados oficiales a dicho evento, pero aquí me encuentro con los ciudadanos de la “nueva era”, quiero decir, con la generación de los nuevos ricos que habían sido paridos con la ayuda generosa de una inversión multimillonaria de más de 300 mil millones de dólares -entre otras sumas adicionales, proveniente de la Comunidad europea, con la finalidad de “nivelar” el subdesarrollo español y ponerlo a la altura de la relativa prosperidad económica de sus vecinos comunarios. En esa ocasión percibí que los nuevos hijos de la “madre patria” hablaban “desde arriba”, soberbios, imbuidos de una mentalidad neo-colonial y haciendo gala de un desprecio abierto hacia lo que ellos denominaban despectivamente de “Sudacas”, término peyorativo con el cual se referían a la cuarta economía del mundo, como lo es América Latina el día de hoy (este continente tiene más de 300millones de habitantes de alto nivel de consumo y una calidad de vida, superior- inclusive, a los propios europeos).

Todavía rebota de mis pupilas el infame acto de agresión racista que ejecuta un abusivo de la “raza superior”, en contra de una humilde inmigrante mestiza de origen ecuatoriano, realizado en el Metro de Madrid, -aclarando que el denominado “mestizaje” en América Latina es en buena parte, responsable de la violación infame de millares de mujeres indígenas y del genocidio masivo de la población aborigen en los primeros siglos de la conquista -crímenes impunes solo comparable con las políticas de tierra arrasada impuesta por el Tercer Reich) pero aún más, si revisamos las múltiples escenas registradas en Youtube, podemos verificar sin maquillaje, el intenso matonaje que ejercitan los grupos neo-nazis y una buena parte de la opinión pública española que se ha colocado en contra de todos aquellos inmigrantes -no solamente de color diferente -sino de habla diferente, a los que se los presume delincuentes y causantes directos de la inseguridad ciudadana que prevalece en país ibérico, entre otras calamidades bíblicas enviadas por Dios.

Por las múltiples bocas que protestan sobre su experiencia personal en el “paraíso” español, se conocen las indescriptibles y violentas humillaciones que se ejecutan (o ejecutaron) en contra de los sudamericanos en los aeropuertos, con énfasis en Barajas, lo que pone en evidencia su nada meritoria ubicación como uno de los 10 países más racistas del mundo, sitial que comparte con otro enfermizo de superioridad racial: como la Argentina.

Si después de haber vivido los placeres del “socialismo” con plata prestada y de haber creado el “estado del bienestar” fiando la felicidad sin base material para pagarla, y hoy, cuando los cuatro caballos del apocalipsis arrasan con la economía española y se incrementan a diario las filas de los desocupados y mendigos que parecen caminar hacia las bocas del infierno, todos entran en pánico frente al colapso irreversible de su economía, donde los que emigran hacia los países nórdicos sobreviven recogiendo botellas o limpiando vidrios (labor que era reservada a la migración latina), mientras que los otros viven en pánico frente a la piratería bancaria para que no los expulse de sus “pisos” obtenidos al crédito y los echen a la calle -como inmigrantes.

Para los que le pasen una mirada a los países latino-americanos como refugio ante la crisis de un sistema basado en una “moneda fuerte” (destinada a comprar materias primas baratas y vender productos industrializados caros) que ya no compite en el mercado mundial, pero que atrajo una leva de migrantes empobrecidos que fueron expulsados de sus aldeas y las periferias urbanas del continente americano (y del África subsahariana), deben aprender una virtud que la practicamos todos – o casi todos, exceptuando los porteños argentinos, y es el valor de la humildad.

El problema irresuelto desde la prehistoria, es que los centros económicos que asemejan “imperios” emiten señales de prosperidad que atraen a los mendigos de sus periferias empobrecidas y es por eso que, España y otros países de la centralidad capitalista se volvieron un atractivo fatal para la inmigración proveniente del tercer mundo. Y aquí ya no funcionan los muros que se levantan para contenerlos, porque tan inútil es la barrera de acero que separa Norteamérica de sus vecinos del sur como tan inútiles son las barreras policiales que levanta Italia y España para contener a las “pateras” que vomitan a los miserables del África en sus playas. Es posible afirmar que los “sudacas” que hoy retornan en masa a sus hogares por que el “milagro” ha concluido, los españoles van a llorar a moco tendido por la ausencia de sus primos pobres, aquellos que les construyeron sus fantasías arquitectónicas o les lavaron sus platos.

Como esta es una carta de amor que también puede servir de brújula (como a Colón), a los nuevos exiliados del mundo, se les recomienda NO dirigirse a la “ciudad europea” de Buenos Aires, porque en esta urbe existen unos ciudadanos neuróticos, xenófobos, narcisistas y racistas que se denominan “porteños” (con las debidas excepciones y con perdón de los buenos) y que son unos raros especímenes de la raza humana que se creen el ombligo del mundo, tienen la particularidad de que se comen las elles (LL), hablan un castellano forzado traídos por los subdesarrollados italianos sureños, y además, todos, o casi todos, son peronistas -con las salvedades del caso.

Espero que esta mi carta de amor a los españoles, les sirva de aliento.

Atentamente:
RAMÓN