Rolando Schrupp
Si no supiéramos que las frases El pueblo es el cuerpo del Estado, y el Estado es el espíritu del pueblo; En la doctrina fascista, el pueblo es el Estado y el Estado es el pueblo; Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado fueron la base para la vía italiana al totalitarismo podríamos confundirlas con las filosofías instaladas por el masismo.
Y es que si nos ponemos a tratar de ubicar en el espectro de doctrinas políticas lo que significa el Proceso de Cambio no podremos evitar reconocer la profunda inclinación fascista del régimen de gobierno actual, donde la inmensa maquinaria propagandística montada no trata de ocultar estas características.
En el triste paisaje boliviano sufrimos en carne propia las ideas recicladas de un Capitalismo de Estado absoluto, que trata de montar para sí mismo todo cuanto monopolio puede crear o absorber. Pero es mas triste ver la impunidad con que los miembros del partido llenan sus bolsillos con la supuesta plata de todos nosotros y que salen a la luz pública debido mas que todo a situaciones fortuitas que a mecanismos de control sobre el llamado patrimonio común. Fue gracias a un volteo que nos enteramos que uno de los hombres mas poderosos del partido masista terminó rindiendo cuentas de su corrupción en el manejo de la empresa estatal dueña del monopolio hidrocarburífico. Cómo será de endémico este mal que unos cuántos años después son altos funcionarios que por la “mala suerte” de tener un accidente en estado etílico son descubiertos como grandes corruptos en una licitación multimillonaria, que sea dicho de paso sigue adelante. Para esto no se dudó en declarar la investigación secreto de estado bajo la excusa de reserva. Si pensamos que estos fenómenos solo se dan en YPFB, el escálalo de Papelbol debería ser mas que suficiente para cuestionar e investigar a todas las famosas empresas estatales.
Es muy preocupante ver como la maquinaria de propaganda estatal se encarga de manipular la información para desviar la atención de la opinión pública de estos temas y re-focalizarla en la identificación de nuevos enemigos públicos que son presentados como la razón de todos los males para su posterior persecución y eliminación. Para ello no se duda en la burocratización del crimen y la judilización de la política, planteando a un ejército de fiscales y abogados como los nuevos matones del régimen. Y así se suspenden las libertades individuales de incluso pensar diferente, pues no se puede estar en contra de Jefazo supremo construido como caudillo al punto de ser coronado en un acto inédito por un narcoamauta.
No podemos dejar de acordarnos del Duce, del Führer, del Hombre de Hierro o del Generalísimo cuando vemos al “humilde” cocalero vestir trajes de miles de dólares y cuya palabra está por encima de la ley, si total los abogados lo arreglarán después y si alguien se atreviese a marcarlo, no dudará en darle un rodillazo a su hombría. Probablemente cuando llegue la factura de todo lo que se ha hecho no quedarán ratas en el barco y se reciclarán en nuevos disfraces democráticos bajo pretexto de la reconstrucción del Instrumento Político, como ya lo vemos en los ex–socios del masismo. Sucederá lo mismo que en la Alemania Nazi, donde la mitad de la población eligió a su verdugo y al Partido Nacional Socialista Alemán y una década después significó la vida de millones de personas y la destrucción del continente, guerra mundial de por medio, ya que todas estas locuras están condenadas a terminar mal.
Pareciera que nos hemos olvidado que el Muro de Berlín ya cayó, demostrando el colapso del sistema socialista-comunista y es esta tozudez que nos llevará a experimentar en un futuro no muy lejano el sufrimiento del colapso del sistema fascista andino implantado desde el Consenso de Chinahota.