Opinión
Marcelo S. Dabdoub Peña
Desde hace aprox. una década, una doctrina de intelectuales de la región del Norte postula acerca del discurso regionalista cruceño que, su élite improvisó un reclamo autonómico en reacción a la amenaza que significaba el proyecto del MAS hacia sus intereses. Otros incluso han sugerido que Santa Cruz fue ampliamente beneficiada por transferencias fiscales del Gobierno Central desde 1952. La élite cruceña estaría preocupada por el congelamiento de estas transferencias desde 2000 y quería proteger ese “¿poder?”.
Comencemos con lo último, que no merece comentarios significativos. Varios economistas podrían demostrar que sólo los aportes de Santa Cruz por razón de hidrocarburos hasta el año 2000 fueron varias veces mayor a las transferencias fiscales recibidas. Es más, su contribución benefició más al Estado y a otras regiones del país. La preocupación de la élite cruceña desde el 2000, no fue obtener intrascendentes beneficios fiscales, sino retener una mayor cantidad de los aportes cruceños hacia el Estado.
Pienso que esta hipótesis es más cercana a la historia del regionalismo cruceño: El masivo reclamo por una autonomía plena (como lo contemplaba el Estatuto Autonómico de SCZ) fue una evolución del pedido por mayor descentralización perteneciente al periodo de Reivindicaciones Cruceñas (1899-2009).
El periodo del conflicto centralismo-federalismo (1826-1899) finaliza con el fusilamiento de A. Ibáñez en 1877 y la Asamblea Constituyente de 1899. Interesante aquí es que los regionalistas no eran del Oriente, sino los de la Región del Sur y, después de 1899, los del Norte. Evidencia son el rechazo oriental del centralismo y el rechazo de concentrar el poder en una región.
La crisis económica cruceña de la segunda parte del siglo XIX, originada por la burocracia estatal, despierta la necesidad de formulación de proyectos de integración nacional que concilien los intereses de Oriente con Occidente. Aquí nace el Memorándum de 1904 de la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos que definiría un siglo y el periodo de Reivindicaciones Cruceñas (1899-2009). En este periodo se destacan el movimiento “Ferrocarril o nada” (1915), la fundación del Comité Pro SCZ (1950), las “Luchas por el 11%” (1957) y el Movimiento Autonomista (2001). Todos fueron reclamos por una mayor descentralización en el campo económico y/o político.
El reclamo por Autonomía plena se inicia con el “Memorándum del Movimiento Autonomista Nación Camba” de 2001. Obsérvese que sucede antes de la era Morales (2006-), los conflictos por el Gas (2003) ni siquiera se veían en el horizonte.
El concepto y la propuesta por una autonomía departamental son de larga data: Ya en 1984, el Movimiento 26 de febrero (M-26) había propuesto un proyecto de autonomía regional, asimismo, las Jornadas Santa Cruz 2000 (1986) establecieron la necesidad de reformar la Constitución para instaurar autonomías regionales.
Podemos entonces concluir que, el pedido cruceño por descentralización fue evolucionando a través del siglo XX hasta llegar a la propuesta por una autonomía departamental. Sucedió de manera orgánica, no como un discurso reaccionario diseñado por la elite cruceña. Evidencia también otro aspecto, que lo regional primó durante un siglo (y sigue así) sobre la lucha de clases, razas y demás problemáticas. Si no fuese así, las victorias de las “Luchas por el 11%”, la elección de alcaldes y gobernadores, nunca hubiesen sucedido. De aquí es que nace la ideología camba-cruceña basada en la meritocracia.
En consecuencia, propongo una hipótesis inversa a la de Diego Ayo. Pues hay que considerar que durante las pasadas elecciones presidenciales el debate sobre el poder regional estuvo ausente (todos los frentes políticos tuvieron un discurso “integracionista”) y que en Santa Cruz nunca ha habido una declaración pública de secesión o un proyecto de esa naturaleza, obsérvese que el caso Rozsa se ha convertido en evidencia de que no hubo tal intención. Muchos años han transcurrido sin condenas ni resultados significativos.
Mediante una observación atenta de la historia de Santa Cruz y de sus movimientos sociales desde 1900, podremos dilucidar una evolución de la demanda regionalista cruceña. Esta guarda más relación con el empoderamiento de la élite y sociedad cruceñas que con una simple reacción ante una latente amenaza. Una evolución comparable con la experiencia de Cataluña, Baviera y Quebec.
Cuando la élite y la sociedad oriental compartían pobreza en todos los campos humanos, se optó por un acoplamiento con el bloque nacional de poder. Este llegó a su máximo esplendor con el M.N.R. “Neoliberal” a partir de 1985, tanto así que Santa Cruz terminó siendo el último bastión de ese partido.
El Movimiento Autonomista de 2001 mostró una elite cruceña enriquecida tanto en el ámbito económico como social, dispuesta a compartir el poder político con la región del norte.
Los años 2009 y 2014 son bastante significativos para la evolución del Regionalismo Cruceño. El 2009 se impone una autonomía insuficiente a la región mediante una nueva Constitución, lo cual causa descontento general en todos los estratos y cierra el periodo histórico de Reivindicaciones Cruceñas.
Durante las elecciones de 2014 se reconoce por primera vez públicamente a Santa Cruz como el presente del país, es decir, como la élite natural de Bolivia. La élite cruceña de 2014 es consciente de su liderazgo en todos los ámbitos del país, con excepción del político. Este liderazgo se acentuará a medida que transcurra el siglo XXI, que será el siglo de los cruceños. Si lo anterior se ignora y no se resuelve una distribución del poder político que sea satisfactoria (ej. federalismo, autonomía plena), con el pasar del tiempo podrían surgir, como en otros países, proyectos de secesión.
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