Un país dos estados

0 Posted by - 12/10/2012 - Articulos

¿MITO O REALIDAD?

Noticias provenientes del Estado tribal de Bolistán (Bolivia-Afganistán) anunciaron que: “Bolivia nunca jamás se va a morir, nunca jamás va ser descuartizada o anexada a otros países, como intentaban desde fuera y desde dentro” (EL Deber -11/oct./12). Esta proclama está sugiriendo que un movimiento secesionista pueda partir la hija predilecta de Bolívar, en dos partes iguales.

Resulta muy difícil responder a un presupuesto imaginario donde se declara la muerte de un muerto sin cadáver, donde se descuartiza a una entidad (nacional) que sigue intacta, donde se presume la anexión a países que no quieren “adoptados” conflictivos y donde se declaran unos “intentos” sin precisar el lugar exacto de su origen. En realidad esto parece que viene a justificar el confuso y dilatado juicio que se lleva a cabo contra un conjunto de ciudadanos cruceños por el supuesto delito de “separatismo-terrorismo” (caso Roszas) que parece tener comienzo, pero no tener fin.

Nuestra historia nos ha demostrado palmariamente que este pensamiento fatalista sigue siendo parte del viejo repertorio del colonialismo interno para frenar en seco algunas veleidades locales. Pero también es muy común y rutinario que intelectuales andinos de reconocido prestigio -opinen igual, con el agregado de que le suman el factor demográfico afirmando que la población colla ya habría igualado la población local, lo que serviría de dique natural de contención a cualquier tentativa secesionista.

Sobre estos iníciales apuntes haremos un breve comentario.

En primer lugar.- No existen datos actuales ni confiables que nos permita deducir que la población migrante ha superado la población originaria, y aun siendo así, en un proceso de autodeterminación manda la voluntad de la población local, independientemente de su peso demográfico (caso Timor Oriental- 1,5 millones frente a 100 millones del país dominante).

En segundo lugar.- Los hijos de migrantes manejan, por lo general, un comportamiento dual, ya que por un lado se pueden identificar tanto con la cultura local como con la de sus progenitores, o se colocan a distancia de ambas. A fin de cuentas se definen según sus intereses y expectativas -independientemente de los acontecimientos en curso.

En tercer lugar.- Los movimientos secesionistas contemporáneos no se deben exactamente a la voluntad política de sus habitantes, sino que también existen múltiples factores que los generan, tales como el proceso de descolonización promovido por la ONU (caso África); la “implosión” del Estado arrastrado por sus diferencias étnicas, culturales o religiosas -como el caso de la URSS y Yugoslavia, o intereses propios de sus gestores, entre otros.

En cuarto lugar.- Al juego de intereses imperiales o geopolíticos que pueden imponer una independencia “de Facto” como el caso de Kosovo, -o impedirla como Chechenia, entre otros.

Resulta más que evidente que en el caso boliviano se dan múltiples factores que pueden servir de “detonante” para impulsar una salida secesionista, y aunque el divorcio estatal existe, el escenario de América Latina lo hace totalmente improbable. Sin embargo es bueno tomar en cuenta los factores que llamaremos como “desencadenantes”, a saber:

Primero.- la exacerbación de los nacionalismos sub-estatales y las identidades locales a causa de un centralismo secante y un colonialismo interno que lleva a cuestionar la legitimidad del Estado, sus leyes y sus representantes consulares (funcionarios del gobierno central nombrados por encima del personal local).

Segundo.- La ausencia de una identidad “compartida”. En casi dos siglos de “independencia nacional” no ha sido posible crear un denominador común que podríamos llamar de “identidad nacional” (en el sentido cultural no estatal), ya que el “Estado Plurinacional” planteado en la nueva CPE, reconoce múltiples “nacionalidades étnicas” compuestas por minorías que no tienen capacidad de unificar al conjunto de la sociedad nacional y esto más bien, en lugar de unificar, ha provocado la diáspora.

Tercero.- Se reconoce y se identifican dos aéreas geo-económicas y políticas que tienen y viven dinámicas y tiempos diferentes. La primera está dada por la región andina afincada mental y económicamente en la extracción minera con fuerte tendencia hacia el modelo comunal y estatista -de donde viene la ideología indianista (origen del modelo plurinacional-tribal). Como contraparte tenemos el departamento de Santa Cruz (y en menor escala los departamentos de la Media Luna con minorías indígenas) los mismos que basan su desarrollo económico-social en un abierto y liberal modelo capitalista-cooperativo, el mismo que se ha convertido en un poderoso polo de atracción, tanto de capitales (nacionales o extranjeros) como de las poblaciones paupérrimas que escapan de la miseria andina.

Estaríamos hablando entonces de “dos naciones” que tienden a excluirse dialécticamente entre sí y cuya convivencia solo sería posible sobre la base de un “nuevo pacto estatal” que se derive de una Asamblea Constituyente paritaria y legítima. Estas dos Estado-nación pueden crear un nuevo poder organizado donde los grupos étnicos minoritarios serian parte de un Estado bi-nacional plural. Solo avanzando sobre un modelo de esta naturaleza, tal vez sea posible darle viabilidad al Estado boliviano.

Ratificamos el hecho de que no creemos que América Latina acepte ninguna tendencia secesionista ni anexionista. Una prueba de ello fue el contundente rechazo de la UNASUR al movimiento autonomista cruceño (Declaraciones de Santiago y Quito que violan flagrantemente el Derecho de Autodeterminación consagrado por múltiples pactos y declaraciones emitidas por la ONU), el mismo que fue vendido por los colonialistas andinos como un proyecto racista-separatista, cuando era todo lo contario.